“Se necesitan más servicios públicos para abordar el autismo”

 “Se necesitan más servicios públicos para abordar el autismo”

Con un enfoque integral e interdisciplinario, el objetivo terapéutico es la socialización y comunicación de los niños entre 2 y 8 años. La demanda muchas veces supera las posibilidades de dar respuesta y pone de manifiesto la necesidad de replicar este tipo de dispositivos

Cada vez se diagnostican más los trastornos del desarrollo, sin embargo los dispositivos tanto públicos como privados son insuficientes para dar respuesta a la creciente demanda de consultas. En el ámbito de la ciudad de Buenos Aires, el Hospital de Día del Hospital Tobar García es el único servicio que brinda una atención integral e interdisciplinaria. En este marco, funciona un servicio de Autismo en donde se asiste a chicos de entre 2 y 8 años y cuyo objetivo terapéutico es la socialización y la comunicación. Hasta los 17 años, se tratan otras patologías como psicosis, esquizofrenia, trastornos del ánimo, entre otras. La Dra. María Eugenia Socolsky, jefa de la sección Niños (turno mañana), enfatiza: “Sería muy importante contar con otros centros públicos porque es cierto que cada vez se detectan más casos del espectro autista; hay más pediatras del neurodesarrollo aunque no es el mismo el resultado de un tratamiento que se inicia a los 2-3 años que el que se comienza a los 6-7. Es clave el diagnóstico precoz, pero sería fundamental contar con otros efectores como el nuestro que ofrece un abordaje completo. En salud mental faltan recursos de todo tipo, sin embargo para adultos existen más alternativas. Faltan psiquiatras infantojuveniles, acá rotan residentes médicos y psicólogos, no obstante quedan cargos vacantes, y hay mucha demanda de atención en nuestra especialidad”.

Características del servicio

Al servicio de Autismo los pacientes ingresan por Guardia y/o Consultorios Externos, no existe derivación directa -excepto en el caso de los oficios judiciales, que son recibidos por la Dirección del hospital-. La Dra. Daniela Solares, jefa del Hospital de Día, explica: “Para poder dar respuesta a la demanda, y porque no podríamos dar abasto, desde el servicio nos ocupamos de las admisiones”. Inicialmente el tratamiento era de tres años, luego se acortó a dos justamente para poder atender más pacientes. “Hacen dos años de tratamiento acá y después pasan a otro nivel de atención, se trata de derivar generalmente a centros educativos terapéuticos, pero hay que gestionarlo con Incluir Salud, Monotributo Social, prepagas, y eso es un gran problema. Conseguimos derivaciones aunque es muy dificultoso”, agrega Solares. Aproximadamente, son sesenta niños entre el grupo de la mañana y el de la tarde. Aunque los turnos por sistema se asignan en el hospital a partir de los 3 años, en este caso se dan desde los 2. Las familias se acercan directamente al servicio y acceden a la atención. “Más allá de que hay muchos signos y síntomas para diagnosticar el autismo, el 99% de consultas es porque los chicos no hablan, por eso se establecen los 2 años para empezar con el tratamiento. Cuanto más chiquitos se les pueda dar una estimulación, más probable es que desarrollen un lenguaje funcional. Cuando se interroga, por supuesto, aparecen otras cuestiones como que no les interesaban los juguetes, que no lloraban o lloraban por demás, pero el tema del lenguaje es la principal causa de consulta”, detalla la Dra. Socolsky.

Un enfoque integral

Se realiza un tratamiento individual muy intensivo y abarcativo con un equipo interdisciplinario y un enfoque integral en el que participan psiquiatras, psicólogos, fonoaudiólogos, terapistas ocupacionales, musicoterapéutas, psicopedagogos, nutricionistas, neurólogos y odontólogos, entre otros especialistas. También, se organizan talleres grupales para que los niños interactúen entre sí y con los adultos. El trabajo con las familias es clave: “Muchas veces los padres sobreprotegen y es necesario que el niño incorpore hábitos nuevos. Entonces es importante la presencia de un referente familiar porque lo que se trabaja, como el cepillado de dientes por ejemplo, se tiene que replicar después en la vida diaria”, suman las profesionales. “Los padres empiezan a ver que hay otros en su misma situación y esto ayuda a rearmar estas familias y sostenerlas. También hay mucho trabajo afuera, muchas salidas con los pacientes, que a los papás les cuesta hacer. A los chicos que se puede, les enseñamos a viajar solos en transporte público. La mayoría tienen certificado de discapacidad y cuentan con el pase para viajar gratis, eso es lo primero que se trata de gestionar. El Hospital de Día tiene que ver con rehabilitación y sociabilización”, agrega la Dra. Solares. Muchos de los niños que se atienden presentan síntomas muy graves y necesitan un gran acompañamiento. “Tienen rutinas que es muy difícil modificar. Cuando es un nene que no se comunica, lograr que entre a un consultorio implica un esfuerzo enorme. La pandemia agravó la situación porque muchos nacieron en el encierro. A veces tenemos que pedir un acompañamiento terapéutico, cuando las familias no pueden hacerse cargo, para que pueda llevarse a cabo el tratamiento; ahí están los organismos intervinientes que ayudan. En general los chicos con autismo no se medican, pero en casos graves con trastornos de sueño, que es lo más frecuente, o si se lastiman o lastiman a otros, es decir cuando existe una desorganización conductual, puede llegar a indicarse. Por otra parte, a veces hay antecedentes psiquiátricos, y en ciertos casos hacemos derivaciones al Borda y Moyano para la familia”, apunta la Dra. Solares. Por las características del autismo, para los niños y niñas concurrir al pediatra y odontólogo implica atravesar una serie de dificultades. “Presentan problemas de salud y de alimentación. El tema de la boca es gravísimo, tienen dolor y no lo pueden expresar, y es casi imposible que se sienten en un sillón, son chicos que suelen ser muy rígidos. En el hospital contamos con un programa que adapta el consultorio con un montón de recursos y que facilita la atención y del que estamos muy orgullosos”, cuenta Socolsky.

“Faltan psiquiatras infanto-juveniles y hay mucha demanda de atención en la especialidad”